¿QUÉ ES Y CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
Es un trastorno hereditario que se caracteriza por presentar una piel seca y con eccema (reacción de hipersensibilidad en la piel similar a una alergia) y que conlleva a una inflamación con picor y enrojecimiento, ampollas y descamación según el grado de atopia (leve, moderada o severa).
El paciente atópico tiene una predisposición individual a padecer enfermedades de origen alérgico: rinitis, conjuntivitis, urticaria, asma bronquial.
Está considerado un trastorno crónico de la piel, no infeccioso ni contagioso en ningún caso para el resto de la familia que convive con el niño y/o paciente atópico. La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea más frecuente en la infancia. Se estima que entre el 2 y el 20% de los niños, según los países, tienen o han tenido algún grado de dermatitis atópica durante su infancia. La dermatitis atópica suele comenzar en la primera infancia, aunque es posible su aparición a cualquier edad.
El brote atópico
La evolución de la dermatitis atópica es muy cambiante: hay temporadas, normalmente en verano, en las que la piel está mejor (rojeces aisladas, piel algo seca, leve picor); y otras en las que empeora sin causa aparente, con posible aparición de brotes atópicos (fase aguda). En los cambios de estación, especialmente primavera y otoño, y cuando se producen cambios bruscos de temperatura, es cuando suelen aparecer los brotes. Los brotes se caracterizan por una sequedad extrema y un picor intenso que hace que el paciente se rasque y se produzca lesiones rojizas que pueden llegar a infectarse.
Es importante tener en cuenta que pueden darse factores desencadenantes de brotes esporádicos, como los cambios de estación (sobre todo de otoño a invierno), el clima, infecciones, piel seca, etc.
Sintomatología de la dermatitis atópica
La exposición a factores ambientales irritantes puede agravar los síntomas de este problema de la misma manera que la sequedad, la exposición al agua de forma continuada, los cambios de temperatura y el estrés pueden desarrollar la sintomatología.
Sintomatología en atopia leve
- Picazón intensa.
- Ampollas que pueden formar costras.
- Enrojecimiento o inflamación de la piel alrededor de las ampollas.
- Erupción cutánea.
- En niños menores de 2 años las lesiones de la piel empiezan en las mejillas, los codos o las rodillas.
- En los adultos la erupción compromete con más frecuencia las superficies flexoras (internas) de las rodillas y los codos.
Sintomatología en atopia moderada: áreas de la piel seca y curtida
- Pigmentación en la piel inferior o superior al tono normal (ver piel anormalmente oscura o clara).
- Se localizan comúnmente en la parte interior del codo o detrás de la rodilla.
- Se pueden propagar al cuello, las manos, los pies, los párpados o detrás de la rodilla.
Sintomatología en atopia severa
- Podemos llegar a encontrar áreas de la piel en carne viva (excoriación) debido al rascado producido por los fuertes picores. En el caso de atopia severa siempre será necesaria la consulta al dermatólogo y/o pediatra.
- Distribución más habitual de la dermatitis atópica según la edad.
CONSEJOS PARA TRATAR LA DERMATITIS ATÓPICA
Para el correcto tratamiento del niño atópico es fundamental la educación del mismo. Se debe entender que la enfermedad sigue un curso crónico en forma de brotes y que es de factor genético. Se deben evitar factores desencadenantes y saber cómo mantener la piel bien hidratada. Cómo normas generales, se deben evitar los baños largos y con agua muy caliente, los jabones o detergentes irritantes y la fricción sobre la piel. Hasta el 90% de los niños atópicos tienen colonización bacteriana de la piel por Staphylococcus aureaus spp. Esto hace que con más frecuencia aparezcan infecciones en la piel. Por eso, en los brotes atópicos es tan importante reducir esta sobrecolonización.
Higiene
- Es preferible el baño a la ducha, baños cortos de 5 a 10 minutos y con agua templada; el baño alivia el picor, hidrata y permite limpiar la exudación y posibles costras, favoreciendo una mayor penetración del tratamiento tópico.
- No se recomienda el uso de manoplas o esponjas para la higiene del niño y el secado debe ser realizado con suavidad sin fricciones y sin frotar en exceso, ya que podemos aumentar la irritación de la dermis.
Vestimenta del niño
- Vestimentas de algodón poco ajustadas con fibras naturales (algodón, hilo, lino) que sean suaves al tacto y transpirables, no utilizar prendas de lana.
- El calzado debe ser de piel en invierno y de tela en verano, y siempre transpirable.
- En la limpieza de la ropa es preferible no utilizar suavizante.
Higiene y ambiente en el hogar del niño atópico
- La temperatura y la humedad de las habitaciones deben mantenerse constantes, evitando excesos en la calefacción que puedan aumentar la temperatura y resecar el ambiente. En general, hay que evitar los cambios bruscos de temperaturas.
- Es importante para minimizar los desencadenantes de brotes, tener una higiene constante y evitar al máximo los posibles alérgenos. Aspirar con frecuencia las zonas donde habitualmente se encuentra el niño (eliminar ácaros) y hacerlo siempre que el niño no esté presente.
- En la habitación del niño se debe evitar la presencia de alfombras, moquetas, peluches u otros objetos que acumulen polvo con facilidad.
Medidas alimentarias
- El niño puede comer de todo siempre que el médico lo autorice y que ninguno de los alimentos provoque un claro empeoramiento o inicio de la dermatitis atópica, como puede ser el huevo, los frutos secos, la soja, el trigo o el marisco (consulte a su pediatra).
Consejos en verano
- El calor, la humedad y el sudor pueden generar irritación en la piel, en especial en las áreas del pañal y en los pliegues de la piel, agravando la dermatitis. Es por ello que después de hacer ejercicio y haber sudado es importante lavarles e hidratarles inmediatamente para no dejar secar el sudor.
- Después del baño en la piscina es muy importante contrarrestar los efectos irritantes del cloro con agua limpia y tibia. En fase de brote es recomendable evitar el baño para no provocar una mayor irritación, debido a los desinfectantes y el cloro de las piscinas.
- Utilizar fotoprotector solar especialmente indicado para pieles atópicas con un SPF 50+, y aplicarlo 30 minutos antes de la exposición y, preferiblemente, antes de salir de casa.
- Vestir al bebé siempre con ropa holgada y colores claros, especialmente en verano, para evitar la sudoración.
- Es imprescindible que el bebé esté bien hidratado, ofrézcale agua durante todo el día, y oblíguele a beber aunque no tenga sed.
- Si el bebé presenta alergias en los pliegues de la piel deberá consultar al pediatra antes de la exposición solar.
- Airear la zona cuando la piel está irritada e inflamada pero evitando que el sol incida directamente sobre esa zona.
FUENTES CONSULTADAS
- Web STADA. La dermatitis atópica.
- Web EUCERIN. Piel atópica.
- Web ISDIN. Atopia.
Autor: Alejandra Legaz Navarro