Uno de los problemas que más quebraderos de cabeza trae entre hombres y mujeres es ver cómo su pelo se cae de una forma más evidente en otoño que durante el resto del año. Con los cambios estacionales este problema se acentúa y es habitual ver el plato de la ducha, la almohada o el cepillo con restos de cabello.
La caída fisiológica o natural del cabello es más intensa en esta estación porque es cuando se acelera su crecimiento. Es un proceso natural en la renovación del cabello, aunque esto no quiere decir que podamos relajarnos ante una caída excesiva.
¿Por qué en otoño?
Aunque en realidad el pelo muere en primavera, tarda unos tres meses en caer, por este motivo es en otoño cuando notamos esta intensa caída. Este cabello se recupera prácticamente en su totalidad, por lo que la caída en principio no debe preocupar.
Además, la caída es también consecuencia de nuestro estilo de vida: la reincorporación al trabajo y al estrés, las muchas horas de exposición solar en verano que debilitan y castigan el cabello, la sal y el cloro, los lavados excesivos durante el verano, etc. Todos estos factores restan calidad al cabello y pueden hacer que la caída sea aún mayor.
Sobre el ciclo vital del folículo piloso
El ciclo fisiológico del pelo consta de tres fases:
- La anágena (de crecimiento). Período en el que crece el cabello a una velocidad media de 0,3 mm al día durante 2-6 años.
- La catágenea (de reposo). El pelo deja de crecer durante tres semanas y el folículo piloso se retrae de la superficie del cuero cabelludo.
- Y la telógena (de caída). Fase en la que el pelo empieza a caer y dura alrededor de tres meses.
Diferencias entre caída fisiológica y patológica
Lo habitual es que se pierdan de 50 a 100 cabellos al día (caída fisiológica) y que en los cambios estacionales esta cifra se pueda alterar. El estrés, el efluvio postparto y causas medicamentosas como la quimioterapia y otros fármacos pueden afectar a la salud del cabello.
Pero existe un segundo tipo de caída, la patológica. En este caso hablamos de alopecia androgenética, que se produce por diferentes enfermedades o carencias, déficit de hierro, zinc, selenio, vitaminas del grupo B, etc.
¿Cuándo preocuparse?
Cuando la caída se prolonga en el tiempo y el cabello aparece apagado, quebradizo y sin volumen, es momento de acudir a un profesional especializado para tratar de poner freno al problema y tratar de estimular la regeneración del cabello.
Tratamiento de la caída del cabello
Hoy en día existen todo tipo de complejos vitamínicos y oligoelementos para favorecer la recuperación capilar y aportar un extra de fortaleza, brillo y vitalidad a nuestro cabello. Debemos recordar a la hora de tomar algún complejo vitamínico que hay que tener paciencia, ya que el cabello necesita un periodo aproximado de tres meses para completar todo el ciclo capilar.
Siguiendo esta línea, también encontramos las ampollas y los champús anticaída que son un gran soporte al complejo vitamínico que decidamos comenzar a tomar, ya que juntos potencian y aceleran la regeneración capilar. Un buen champú anticaída tiene que aportar los nutrientes necesarios para potenciar el crecimiento del cabello y eliminar el exceso de caspa o de grasa, que también acentúan el problema.
Mitos
Unos de los mitos que siempre hemos escuchado es que lavar el cabello cada día favorece su caída. Según los expertos, no hay ningún problema en la frecuencia del lavado, ya que se debe realizar dependiendo de la secreción de grasa capilar (excesiva), de los hábitos de la persona y entorno laboral. Lo que sí afecta realmente a la salud capilar son los secados prolongados muy calientes, las permanentes y el uso habitual de las planchas y tenacillas.
La dieta, un factor importante
Una buena alimentación es clave para garantizar la salud capilar. Según los expertos se debe seguir la mejor dieta del mundo: la mediterránea, es decir, consumir todo tipo de alimentos que conlleven vitaminas (del grupo B, Biotina, Vitaminas C y D) y oligoelementos (zinc, selenio, etc.). Las verduras y las frutas son imprescindibles en una dieta saludable por sus vitaminas y sales minerales.
Es importante consumir productos que tengan hierro, como las espinacas, lentejas o carne roja, que ayudarán a oxigenar el cuero cabelludo y la pigmentación del pelo; así como los mariscos y las nueces, ya que tienen cobre, un componente fundamental para la síntesis de la melanina del pelo.
Introducir frutos secos en la dieta también es clave. Los piñones ayudan a mantener el cabello joven gracias al resveratrol, unas proteínas que tienen el poder de apagar los genes que conllevan a un envejecimiento precoz, mientras que las almendras, que aportan magnesio, activan las reacciones enzimáticas del pelo.
Otros alimentos básicos son las carnes y los pescados, que son ricas en zinc, un componente imprescindible para el crecimiento del cabello, y en azufre, que ayuda a fortalecer el pelo débil y quebradizo. También se debe consumir chocolate, albahaca y aceite de oliva, tres alimentos antioxidantes para preservar la salud capilar.
FUENTES
Web “Pilfood”. Formación para farmacéuticos en la caída del cabello.
Web “Klorane”. Cabello.
Web “Dra. Alicia Gómez Leyva”. La caída del pelo en otoño.
Web “La Vanguardia”. Mitos y verdades sobre la caída del cabello en otoño.