(Autora: Alejandra Legaz Navarro)
El envejecimiento de la piel es algo que no podemos evitar. Con el paso de los años nuestra piel empieza a resentirse y a deteriorarse y comienzan a aparecer las primeras arrugas. Es un proceso de desgaste totalmente normal y natural en todos y cada uno de nosotros, ¡no hay de qué avergonzarse!
Eso sí, debemos darle a nuestra piel todo el cuidado que necesita (que nos lo agradecerá desde el primer momento) y conseguiremos retrasar la aparición de esas arrugas que tanto nos preocupan a veces, y evitaremos además el envejecimiento prematuro.
En ocasiones nos encontramos con personas que aparentan más edad de la que realmente tienen, sólo por el hecho de tener poca luminosidad, arrugas o una piel poco cuidada. Para que esto no nos ocurra, debemos recordar que un complemento indispensable a los tratamientos cosméticos es una vida y hábitos saludables.
Cómo sabemos, practicar deporte es muy beneficioso ya que mejora nuestra calidad de vida. Hace que eliminemos toxinas, favorece la regeneración de la piel y evita la flacidez de la misma, haciendo que luzca más sana, tersa y firme y con un aspecto más joven.
Otro punto clave es la alimentación. Comer frutos secos, verdura, pescado, fruta… nos aportará las vitaminas y nutrientes necesarios para que nuestra piel no se deteriore con los agentes externos. Además, la verdura y la fruta son alimentos ricos en antioxidantes, que son unas moléculas que se encargan de evitar la oxidación de otras moléculas, y tienen unas propiedades capaces de retrasar el desgaste y el deterioro de la piel, órganos y tejidos.
Asociado a esta buena alimentación tenemos que hidratarnos adecuadamente, bebiendo líquidos (especialmente agua), ya que nuestra piel también se cuida desde dentro.
Durante la noche la piel restaura su vitalidad, se regenera y se renueva con más intensidad. Por ello, es esencial dormir entre 7 y 8 horas diarias. Además de que nos vendrá genial para reparar y combatir las ojeras, que son un síntoma de cansancio o falta de sueño.
No fumar es fundamental para detener y no agravar el envejecimiento prematuro. De hecho, un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) reflejó que fumar durante 10 años consecutivos acelera hasta 2 años y medio el desgaste de la piel, además de ser perjudicial para la salud.
En verano vemos cómo los espacios publicitarios se inundan con anuncios de protectores solares, pero no sólo en esta época debemos utilizar protección contra los rayos del sol, sino durante todo el año.
Además, debemos valorar qué factor emplear a la hora de exponernos al sol, ya que no todos tenemos el mismo fototipo. El fototipo viene determinado según nuestro color de piel, de ojos y de pelo. También debemos recordar que aunque ya estemos bronceados debemos seguir aplicándonos nuestro protector, ya que seguimos estando expuestos al sol y, por tanto, exponiendo a nuestra piel a futuros daños. Por otro lado, hay que tener en cuenta que además de protectores faciales y corporales, los hay capilares; y que los más peques de la casa también tienen su propio protector solar pediátrico, adecuado a una piel más fina y sensible, distinta a la del adulto.
La repercusión en nuestra piel de los rayos del sol no se aprecia de manera inmediata, pero los efectos a largo plazo equivalen a daños en las capas externas e internas de la piel. Recuerda siempre que la piel tiene memoria.
Para una protección completa contra el sol debemos utilizar gorras o sombreros y unas gafas de sol homologadas. Al igual que tenemos que intentar evitar exponernos en las horas centrales del día, que es cuando se concentra la mayor radiación solar.
Recuerda que una exposición al sol de manera prolongada o diaria causa el fotoenvejecimiento, provocando que nuestra piel envejezca y sufra daños prematuramente.
FUENTES:
- Revista “F+Club”. Página 5.
- Web “Mejor con Salud”. Los 9 mejores alimentos ricos en antioxidantes.
(Autora: Alejandra Legaz Navarro)