Con la llegada del verano… ¡Tu fotoprotector a mano!
Es ante la llegada inminente del verano, cuando nos solemos acordar del fotoprotector solar. Aunque realmente, esto debería ser un hábito durante los 365 días del año, haga sol o este nublado.
El sol actúa sobre la capa más externa de la piel, la epidermis. Esta capa contiene células con un pigmento llamado melanina. La melanina tiene una función protectora, ya que protege a la piel de los rayos ultravioletas. La radiación solar provoca que se produzca más melanina, esta se oscurece y hace que la piel se broncee. Este bronceado va desapareciendo conforme las células de la piel más externas van cayendo.
La luz solar es buena, pero en cantidades limitadas y con una protección adecuada. Además del bronceado, es aprovechada por la piel para la síntesis de vitamina D, clave en el buen funcionamiento de nuestros huesos.
Por otra parte, una sobrexposición a los rayos del sol sin protección, aparte de provocar quemaduras solares, también acelera los signos de fotoenvejecimiento prematuro de la piel, la piel pierde su elasticidad y aparecen las arrugas.
Además, también puede penetrar en capas más profundas causando alergias, dermatitis, fotodermatosis, fotosensibilización y daños sobre el DNA celular, además del melanoma o cáncer de piel
Un buen filtro solar …
La elección de un buen fotoprotector solar es de gran importancia, este debe ser acorde al tipo de piel, su fototipo y sus necesidades.
- Las iniciales de SPF significan: “Factor de Protección Solar” indica el número de veces que aumenta la defensa natural de la piel frente a la quemadura solar. El FPS hace referencia solo a la radiación UVB, no a la radiación UVA.
- No todos los solares del mercado protegen de las radiaciones UVA y UVB. Por eso, es muy importante fijarse en esto. Los rayos UVB son los causantes de la quemadura y del bronceado, mientras que los UVA penetran en mayor profundidad, dañando el DNA de la piel, produciendo fotoenvejecimiento y alergias, entre otros.
- Cuando indique “Water resistant” significa que aguanta 40 minutos de inmersión en el agua. Mientras que “Waterproof” resiste 80 minutos de inmersión.
- Deben evitarse aquellos que contengan PABA (ácido paraaminobenzoico) en su formulación, ya que causa daño celular y es propenso a causar alergias.
- Aplicación sencilla y cómoda, para que sea menos engorrosa su reaplicación cada 2 horas. Para eso son muy interesantes los productos tipo stick o brocha, para reaplicar el protector solar facial.
- Lo último en formulación de solares, consiste en incluir activos DNA-protect. Ayudan a reparar el daño ya producido anteriormente por la radiación ultravioleta en nuestro DNA, recordemos que la piel tiene memoria, y cuando mayor exposición solar, mayor posibilidad de lesiones cutáneas.
- También es interesante que contengan agentes antioxidantes, como lo son la vitamina A, C, y E. Junto a los filtros solares, ayudan a evitar la formación de radicales libres, potenciando así el sistema inmune de la piel. Todo esto ayuda a evitar el envejecimiento cutáneo.
- La caducidad de los protectores solares (PAO), viene indicada en el envase del producto, el número que aparece dentro de un tarro, equivale a los meses de duración una vez abierto. Los componentes se degradan con el paso del tiempo, y son menos eficaces. Además, si han pasado tiempo al sol, esta degradación se ve aún más acelerada.
Consejos a la hora de tomar el sol
- La correcta aplicación del fotoprotector solar es media hora antes de la exposición y en cantidad suficiente. Posteriormente, reaplicar cada 2 horas.
- No olvidar zonas como las orejas, la nuca o los pies.
- Evitar tomar el sol en las horas centrales del día y controlar el tiempo de exposición, son las dos claves para prevenir problemas de piel a corto y largo plazo.
- Beber 2 litros de agua al día, para mantener la piel hidratada.
- Hay que fijarse en la medicación que se está tomando. Hay muchos medicamentos fotosensibilizantes que pueden producir reacciones en la piel en combinación con el sol. Algunos ejemplos de ellos son: antiiflamatorios como el ibuprofeno, anticonceptivos, antibióticos (ej. Azitromicina), antiulcerosos (ej. Omeprazol), antihipertensivos (ej. Enalapril)
- Usar gafas de sol con protección UV de categoría 3 y con certificado de la CE. El sol también quema en los ojos, y pueden darse casos de inflamación de la córnea y conjuntiva.
- No usar fotoprotectores de adultos en bebés o niños. La piel de los más pequeños es más fina y sensible, por lo que los solares de niños están especialmente formulados para ellos, además de ser más resistentes.
Fuentes: