(Autor: Fran Barreiro)
Tomar el sol sin una protección solar adecuada por un tiempo prolongado provoca daños en la piel, como quemaduras, manchas, arrugas, irritaciones y cáncer de piel. El mejor cuidado para nuestra piel es la prevención, por lo que, con unas recomendaciones básicas y un buen uso de protectores solares, podemos disminuir los daños causados por el sol.
¿Qué es una quemadura solar?
Es el enrojecimiento de la piel tras una exposición solar excesiva, no adecuada para el tipo de piel. ¿Qué hace la piel? Produce la oxidación y producción del pigmento melanina, que es la que da el tono bronceado para proteger nuestra piel del sol. Pero si la exposición solar supera la capacidad de la piel para generar melanina, aparecerá entonces la indeseada quemadura. Y eso no es todo, ya que la radiación UV también acelera el proceso de envejecimiento, sobre todo en la cara, cuello y manos, donde aparecen manchas, arrugas, menos elasticidad y engrosamiento de la piel. Además, aumentarán las probabilidades de que aparezca un melanoma o cáncer de piel. ¡Así que, cuidado!
Protectores solares
Todos los protectores solares contienen filtros solares o sustancias que protegen nuestra piel frente a la radiación solar. Existen tres tipos y cada uno de ellos actúa de forma completamente distinta.
- Filtros físicos o inorgánicos: Son sustancias minerales que forman un escudo protector reflejando la radiación solar. Es ideal para pieles sensibles y para niños de 6 meses a 2 años.
- Filtros químicos u orgánicos: Son sustancias químicas que absorben la radiación solar UV y la transforman para minimizar su impacto nuestro cuerpo. La diferencia con los anteriores es que estos se absorben y no son bien tolerados por todos los tipos de piel. Por este motivo, tampoco se recomiendan en niños menores de 2 años.
- Filtros biológicos: No son filtros solares como tal, estos son sustancias antioxidantes que actúan en sinergia con los otros, evitando la formación de radicales libres y aumentando las defensas de nuestra piel, para prevenir el envejecimiento prematuro de la piel. Se suelen utilizar las vitaminas A, C y E. Estos suelen ir acompañando a cualquiera de los anteriores.
Recomendaciones básicas
- El factor de protección solar (SPF) es un índice que indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgo de quemaduras. Aunque sea alto, no hay que permanecer mucho rato bajo el sol.
- Evita la exposición al sol entre las 12:00 y las 16:00, no te duermas bajo el sol y protégete si haces actividades al aire libre.
- No expongas al sol a niños menores de 3 años.
- Bebe agua con frecuencia.
- Elige un protector solar adecuado a tu tipo de piel y renuévalo cada año. Cuanto más graso sea, mayor penetración y permanencia.
- Aplica el protector de forma generosa sobre la piel seca media hora antes de la exposición al sol, renueva cada 2 horas y después de cada baño. Úsalo incluso los días nublados y prestando atención a las zonas más delicadas.
- Usa sombrilla, sombreros y gafas de sol homologadas.
- Utiliza un after sun y cremas hidratantes para ayudar a cuidar tu piel después de tomar el sol.
- Ante cualquier cambio en el color, la forma o el tamaño de manchas o lunares, consulta con un especialista.
Aunque cada vez hay más gente que se preocupa por el cuidado de la piel, hay que seguir concienciando de los riesgos que se pueden sufrir tras la exposición al sol ya que, como hemos mencionado al principio, lo más importante es tomar medidas preventivas.
Autor: Fran Barreiro